Por el olvido es un laberinto. Un laberinto donde la amistad, la muerte y el amor se cruzan. Es también una historia sobre niños perdidos que buscan el camino a casa, o la dirección contraria, siguiendo el reguero de migas de pan que les dejó la literatura. Y es el libro no escrito sobre uno de esos autores que devoran, Roberto Bolaño, y sobre cómo su poesía y sus novelas nos llevan a un lugar mucho más lejos del punto de partida. Un lugar del que seguramente ya no regresemos, porque hay caminos que al recorrerlos es imposible desandar: la muerte de un amigo, visitar el infierno, seguir la pista a unos poetas desaparecidos o buscar, como decía el propio Bolaño, la juventud perdida y el amor.
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«Que terminaría haciendo algo con Paula Bonet era inevitable y solo cuestión de tiempo. Cuando digo 0201C;algo0201D; es porque podría haber sido cualquier cosa: irnos a vivir a Chile, dejarlo todo y dedicarnos solo a pintar cuadros que nadie nunca compraría, perdernos en un bosque en mitad de la noche y no ser encontrados jamás. Pero al final hemos hecho un libro, un libro que yo empecé y luego nunca quise terminar; ingenuo de mí: sabía mi intuición mejor que yo que no es que no quisiera terminarlo, estaba solo esperando a mi compañera de viaje para hacerlo. Luego apareció Paula. Fue todo muy rápido: poetas, postales, viajes, novios, ex novios, botellas de vino, un lugar perdido en la costa catalana, más poetas, más botellas de vino, novios nuevos, novios viejos, amantes y, entre medias, casi sin darnos cuenta, Por el olvido. Pero, como decía, hicimos este libro juntos como podríamos haber hecho cualquier otra cosa: adoptar un niño (no, mejor una niña), leer toda la obra de Borges, coger un tren que se escapa o encontrar el amor en el lugar y el momento menos esperados.»
Aitor Saraiba