«Vivimos en la época del tiempo sin espera. Las teorías psicológicas están de acuerdo en que una de las diferencias entre niños y adultos reside en el hecho de que los niños viven según el principio del placer ("todo y ahora"), mientras que los adultos viven según el principio de la realidad ("saber hacer sacrificios hoy para disfrutar mañana"). Yo diría que en la actualidad, los adultos, también en parte a causa de la sociedad del consumismo exacerbado, viven exactamente como los niños, según la modalidad del "lo quiero todo ahora mismo". ¿Sabremos, entonces, volver a encontrar los tiempos naturales? ¿Sabremos esperar una carta? ¿Sabremos plantar una bellota o una castaña con la certeza de que serán los hijos de los hijos de nuestros hijos quienes disfrutarán de su majestuosidad secular? ¿De verdad sabremos esperar?»