Con Valhalla llega el final de la trilogía. Victoria deberá encontrar el camino o perderse a si misma en el intento. ¿En quién confiar cuando no te fías ni te di mismo?
¿Existe la paz para los guerreros? ¿Un cielo en el que no te juzguen por lo que has hecho? ¿O ya está condenada al infierno? Poco queda ya de la chica que era antes de entrar en La Colmena. ¿Qué fue de sus sueños e ilusiones? ¿Del sentimiento de seguridad?
Nada de eso existe ya.
La soledad se expande a su alrededor como una enorme onda expansiva, y la ansiada paz se escapa entre sus dedos cada vez que intenta alcanzarla.
Ni siquiera puede permitirse llorar a los que ha perdido porque aún tiene que conseguir su misión: encontrar a su familia. Recuperar los retazos de lo que aún considera su hogar.
Sin embargo, la realidad es más cruda y fea de lo que piensa y las peores decisiones aún están por llegar. Por el camino, ha empezado a encontrar refugio en el lugar más inesperado. Y, también, equivocado. Porque es el equivocado, ¿verdad?
La chica anterior a la Colmena lo sabría. La Victoria de la Colmena le advertiría. Pero esa chica ya no está. Y ya es demasiado tarde. Las dudas hacia él nunca han estado más justificadas, pero no hay nada más peligroso que alguien que ha perdido la esperanza.
El mundo, su mundo, se ha vuelto aún más oscuro. Confiar, más peligrosos que nunca, y Victoria ha comprendido que no existen fronteras entre lo correcto y lo incorrecto. Solo la lucha por la supervivencia. Eso, y no perder el alma en el camino.
Y es que la paz nunca ha estado tan lejos de su alcance.