Mario es un joven de dieciocho años que, como otros 700.000 portugueses condenados a la miseria y a guerras sinsentido en Angola, Guinea Bissau y Mozambique huyen durante la dictadura de Salazar.
En agosto de 1973 es abandonado por su contrabandista en la frontera entre España y Francia. Como muchos otros, quería llegar a Francia donde se utilizaba esta migración masiva como mano de obra barata para la construcción. Rápidamente conoce a Nel un joven atrevido y ambicioso, con quien emprenderá el camino hacia París, tras la promesa de hogar y comida a cambio de trabajo.
Manuel Antunes da Cunha dice en el prólogo de esta edición “la emigración es siempre una historia individual y una aventura colectiva, fuente de reminiscencias familiares. A su paso aparecen heridas abiertas, trayectorias de superación y legados intergeneracionales. No hay portugués que no tenga un pariente, amigo o conocido, más cercano o lejano, que no haya recorrido los caminos de la diáspora”. En este sentido en Los portugueses, conocemos algo más de esas esas historias a través de Mario, Nel y Eva.
Olivier Afonso logra, a pesar del contexto, contar una historia de amistad, amor y construcción de relaciones honestas y solidarias entre compatriotas que buscan reinventar sus vidas en el extranjero. Las ilustraciones de Chico acompañan, a través de sus líneas vacilantes y un particular uso del color, el ambiente de la época y los estados de ánimo de cada personaje.