Como todos los veranos, Teresa y Matilde han pedido un deseo a Oberón, el rey de las hadas. Es el ritual secreto con el que inician unas vacaciones marcadas por la rutina: leer cómics, escuchar música, batirse en duelo o ponerle nombre a las flores del jardín. Más o menos lo mismo que el verano anterior. Excepto por ese viejo libro de la biblioteca. Incapaces de asumir que se acabaron los tiempos en los que todo estaba por llegar, las protagonistas de La Reina Orquídea se aferran al último verano de su adolescencia con humor e indiferencia. Ahora, la brisa estival dura todo el año y la ficción se puede tocar. Combinando de manera única la sencillez de trazo de sus personajes con la exuberancia y belleza del jardín que las rodea, el ilustrador pacense Borja González construye un relato sobre el paso a la madurez en un presente obsesionado con el pasado e incapaz de afrontar el futuro.