Un robo a un banco con toma de rehenes. Una escalera llena de policías a punto de asaltar un apartamento. Llegar a esto fue sorprendentemente fácil. Sólo hizo falta una mala idea. Una idea mala de verdad.
Visitar un apartamento en venta no es una situación de vida o muerte. A menos que sea la víspera de Nochevieja, vivas en una pequeña ciudad en Suecia y alguien haya tenido la peor idea de su vida y decidido atracar un banco que no maneja efectivo. Entonces, sí lo es. Porque, cuando alguien es así de idiota, es inevitable que no sepa cómo huir y termine en un apartamento en venta tomando rehenes sin querer.
Pero puedes confiar en la policía. A menos que los dos agentes encargados del caso no se entiendan entre ellos y tengan cero experiencia con tomas de rehenes. Entonces, no.
Aunque todo irá bien si los rehenes mantienen la calma. A menos que sean los peores rehenes de la historia: una millonaria suicida, una anciana encantadora, un matrimonio de jubilados amantes de IKEA, dos recien casadas que nunca se ponen de acuerdo, una agente inmobiliaria excesivamente entusiasta y un hombre disfrazado de conejo. Entonces, no, porque, cuando todos son idiotas, es imposible mantener la calma.