Udrev, un reconocido pintor y escultor, es salvajemente asesinado. Su cadáver aparece pintado y cubierto de extraños dibujos y grabados. El recién ascendido inspector Jan Balasch se hará cargo de la investigación ayudado por la agente Carla Janerich, adscrita a la Brigada de Patrimonio, experta en arte y dotada de una especial intuición.
Pese a la incansable labor de los policías, y de las diferentes líneas de investigación abiertas, los resultados son desalentadores. Parece que un denso manto de niebla se hubiera apoderado de la escena del crimen y velado el rostro de sus autores, como si ese asesinato ritual nunca hubiera existido. Ya resignados a archivar el caso, el azar les lleva a descubrir un pendrive en el interior de una de las esculturas del artista. Inicialmente parece tratarse de una broma póstuma de Udrev, pero la inesperada filtración de su contenido a la prensa desencadena una serie de robos, asesinatos y suicidios en diferentes ciudades de Europa y Estados Unidos que pondrán a Balasch y Janerich, en coordinación con Interpol, tras la pista de la trama criminal urdida por un poderoso lobby del mundo del arte. Inmersos en la investigación advertirán que existe una intriga paralela todavía más inquietante.