Dos hombres de fe reciben un encargo directo del rey castellano Sancho III para proteger el principal baluarte de la frontera del sur, Calatrava.
Estos frailes deben armarse y aprender el arte de la guerra, para convertir sus hábitos en armaduras y transformarse repentinamente en soldados.
La preparación de la defensa del reino contra la amenaza almohade, cuenta inesperadamente con la ayuda de una joven noble y hermanastra del recién coronado rey. De este modo, casi improvisado, surge la primera Orden de caballería de la Península Ibérica.