¡Un intruso en el salón! Buster ha vuelto, y más valiente que nunca. ¡Ostrís, un minino de pelaje blanco en el sofá! ¡¿Qué hará ahí?!
El pequeño gatito parece haberse extraviado. No recuerda dónde vive, ni tampoco cómo se llama. Lo primero será ponerle un nombre. Blanco y chiquitito… ¡Cebollín suena bien! Lo segundo, un buen desayuno. Porque toda aventura que se precie debe comenzar con el estómago lleno. Quién sabe cuándo volverán a probar bocado.
Sin apenas pistas, Buster hará todo lo posible por ayudar a su nuevo coleguilla. Pero la cosa no pinta fácil… Perros, bandas callejeras, un señor con bigote del control de animales y, por si fuera poco, ¡¡los monstruitos empiezan a salir de las casas!!
Afortunadamente, Chauncey y Nova se unirán a sus andanzas, y menuda suerte, porque cualquier problema siempre se enfrenta mejor rodeado de amigos.