Desde pequeña, Leah sufre akinetopsia o ceguera del movimiento. Nada se ha movido a su alrededor en los últimos veinte años. En un abrir y cerrar de ojos, su mundo se transforma y, al parpadear, lo que tiene delante desaparece. Tras la muerte de su madre, Leah vive inmersa en el silencio y el orden sin apenas contacto humano. Pero todo cambia cuando Alice se muda al apartamento de al lado y la oye sollozar a través de la pared. Pronto descubre que su nueva vecina vive atemorizada y ese episodio hace que Leah se pregunte si el hombre que amenaza a Alice podría ser el mismo que entró en su piso la otra noche.
Esa madrugada un olor la despertó y sintió una respiración junto a ella. ¿Tal vez el intruso se equivocó de puerta? O quizá solo fue una pesadilla... Sus únicas certezas son el olor del individuo y que Alice necesita ayuda, lo que la llevará a tomar una decisión que pondrá a prueba su valentía, su fuerza y, en última instancia, su cordura.