¿Qué le pasa a Topo? ¿Le habrán dado en la cabeza los
primeros rayos del sol? Allí está, dejando alegremente su
polvoriento agujero para descansar junto al río. Allí conoce a
Rata, hacen amistad y se embarcan hacia ¡un picnic
improvisado! Las aventuras épicas de los personajes sirven de
pretexto al autor para pintar tiernos cuadros bucólicos,
trabajados hasta la más mínima brizna de hierba. Huele a heno,
a barro. Respiramos. Nos relajamos. Nuestro barco va con la
corriente. Un hilo de agua pasa, animado, entre nuestros dedos
arrugados y entumecidos. La vida es bella, un cambio de
escenario garantizado. Michel Plessix reinterpreta ‘El Viento en
los Sauces deKenneth Grahame, un clásico de la literatura
inglesa, de manera magistral