Teresa de Jesús vuelve a la vida quinientos años después de su muerte, pero, a diferencia de Cristo resucitado, descubre que no tiene un cuerpo en el que encarnarse. La razón es que su cadáver fue descuartizado y esparcido por todo el planeta, convertido en múltiples reliquias.
Mientras se busca a sí misma, y al tiempo que se da de bruces con la "ejemplar" sociedad civil contemporánea, intenta comprender el motivo por el que ha sido devuelta a la vida.