Georgie ha abandonado su hogar en Australia para seguir los dictados de su corazón y, disfrazada de chico, se ha enrolado en un barco rumbo a Londres, donde la aguarda una terrible tragedia: su amado Lowell está postrado en cama, presa de una enfermedad pulmonar, y, además, está prometido con la encantadora Elise. Pero un destello de esperanza brilla entre la espesa bruma londinense: el brazalete de Georgie ha despertado recuerdos sobre su pasado.