Ricardo Gómez publica su quinta novela, Patria, la buena. Al igual que las anteriores, historiadas ficciones enganchantes apuntaladas en la realidad cercana con generosas dosis de crítica social y humor cáustico. En esta ocasión la historia arranca en Hernani, en 1985. Alberto Martín Legorburu es asesinado «accidentalmente» en un atentado de los GAL. Su madre, Arantxa Legorburu, es una gran aficionada al programa televisivo de moda, «Un, dos, tres responda otra vez». Su hermano Ángel, espoleado por la muerte de Alberto y por la relación sentimental con una militante de la izquierda radical vasca, Irene, se enrola en ETA. En los días previos al asesinato de Alberto, Arantxa envía una carta para participar en el «Un, dos, tres». Al cabo de unas semanas recibe una llamada en la que le comunican que ha sido seleccionada para concursar. Arantxa está destrozada y lejos de encontrarse en condiciones para someterse a semejante trajín y exposición pública. Aunque tampoco quiere dejar pasar esta oportunidad y convence a su hijo para que acuda a la televisión con su novia. Lo consultan con la cúpula de la organización, que da su beneplácito. ETA está a la espera de la llegada de Argelia de uno de sus cabecillas para la creación del Comando Madrid y precisa de una avanzadilla para ir preparando el terreno. Nadie podría sospechar de los concursantes del programa de mayor audiencia de la tele. La organización les comunica que deberán empeñarse en ganar, sí o sí, en cada programa para poder seguir en Madrid el mayor tiempo posible. Solo deberán perder cuando ETA lo estime oportuno y en ese caso deberán optar por el premio del apartamento en Torrevieja (Alicante), ya que la organización tiene la idea de crear un comando en el levante español. Pero la sombra de los GAL es alargada y desde el Ministerio de Interior tienen otros planes para Ángel, Irene, Mayra, los vascos en general y hasta para La Ruperta, si te despistas.