Emma, una dibujante de cómics en la treintena, acaba de dar portazo a su pareja y, guiada por un impulso, se planta en Roncesvalles con la mirada fija en Santiago de Compostela.
Con el paso de los días —y acompañada de alguna que otra ampolla inesperada—, irá dándose cuenta de que el camino que recorre la acerca y aleja de todos los que la rodean, que el peso de la mochila no solo lo llenan los veinte kilos de ropa y las dos sartenes que lleva dentro, y que lo que ella creía que sería simplemente ponerse a andar y echarse kilómetros a la espalda, se convertirá en todo un aprendizaje, no solo por la gente que se cruzará en el trayecto, sino por todo lo que descubrirá sobre ella misma.