Juan Jaravaca es la vida en marcha y la procesión de por dentro. Y ahora una puntita y después un cuarto y luego ya iremos viendo. Porque si uno se lo monta bien, lo demás no importa, ¿no es así? ¿No se trataba de eso? Y sí, existe la opción de salir a pillar algo de mandanga, pero es que Juan se está quitando, hay que cuidarse, como mucho se bajará a un cortado y tal vez acabe echándole unos duros a la tragaperras por hacer más llevadera la abstinencia, para acallar esta cháchara, por mitigar la paranoia y por tomarle el pulso a la realidad. Un Trainspotting cañí descacharrado y macabeo. Una obra maestra del yo desde la toxicomanía.