Ante la absoluta falta de respuesta de todos los editores de España, el escritor Sergi Puertas se embarca en 2016 en una experiencia singular: enviarles su nuevo libro de cuentos cobijado bajo el pseudónimo y la foto de una muchachita de veinticinco años. El resultado: una profusa correspondencia articulada con voz de niña que pondrá al autor en serios aprietos para mantener su impostura, al tiempo que lucha por conservar la cordura durante las once horas de clase que imparte a diario en un centro de formación ocupacional arrasado por la corrupción. La farsa en los círculos literarios se suma así a la farsa en los despachos de los implicados, en las sucursales bancarias, en las aulas de los estafados; el fraude en la industria editorial se funde así con el fraude de los fondos europeos expoliados, los inspectores comprados, los guardia civiles consentidores, los sobres repletos de billetes.