Cuando una brecha se abrió en el cielo y empezaron a producirse catastróficas caídas de estrellas, la humanidad se vio diezmada. Los supervivientes vivieron bajo tierra... hasta que conocieron a Dracaena. Este, un tenmaku, era capaz de generar una enorme barrera protectora a su alrededor, así que un grupo de personas decidió volver a la superficie. Pasaron las décadas, los siglos, y la gente nacía, vivía y moría. Todos menos Dracaena, que permanece igual de joven que entonces. Y un día llega a la ciudad amurallada otro tenmaku...