Sicilia, años sesenta. El país vive un momento de transición en el que se comienzan a vislumbrar ciertas libertades para las mujeres; sin embargo, para la mayoría de ellas, sobre todo si son pobres, es como si no hubiera pasado el tiempo, oprimidas por el peso de la familia, la tradición, la religión e incluso la ley.
La joven Oliva tiene quince años, adora estudiar y la vida en su pequeño pueblo pero ya empieza a entender que, a diferencia de su hermano, va a tener que someterse a una serie de reglas por su condición de mujer. Como le repite obsesivamente su madre, hay que tener cuidado, bajar la mirada, no llamar la atención. Cuando rechaza las insinuaciones del hijo del panadero, este la secuestra y la viola con la esperanza de poder casarse con ella amparándose en la figura del «matrimonio reparatorio». Pero Oliva no solo se niega a casarse con él, sino que, aún a riesgo de pagar un alto
precio, defiende su derecho a tomar libremente la más difícil de las decisiones: qué hacer con el resto de su vida.