Un alegato contundente y desgarrador contra el sinsentido de la guerra.
Tokio, marzo de 1945. Enjambres furiosos de bombarderos vacían sus vientres plateados reduciendo la ciudad a un páramo de cenizas, mientras las vidas de sus habitantes prosiguen, contumaces y desgarradas, en su caótico devenir.
Hombres vacíos de esperanza que viven por inercia abrazados a la tragedia; mujeres cuyos cuerpos palpitan de deseo bajo el estruendo de las explosiones y el calor abrasador de las bombas incendiarias; viejos decrépitos ávidos de miseria que se recrean en la devastación y en los cadáveres calcinados. Y a miles de kilómetros, jóvenes soldados en la flor de la vida estallan como perlas al arrojarse en los brazos de la muerte. Un alegato contundente y desgarrador contra el sinsentido de la guerra.
Sakaguchi Ango sacudió los cimientos de la sociedad japonesa de posguerra con su escritura desafiante, iconoclasta y lúcidamente provocadora.
«Nadie como Ango ha sabido captar la magnitud de la devastación física y espiritual que supuso el bombardeo aliado de Tokio en 1945». Donald Keene
Ango capturó con brillantez la esencia de su época como ningún otro escritor en toda la historia de Japón.